EL CURA FRANCÉS

Me han venido recuerdos de principio de los años 60 en que era vicario de la iglesia de las monjas «de abajo» (las de arriba eran las mejicanas), el reverendo padre Antoine, más conocido por «el cura francés»; este sacerdote llegó a Villacarrillo en la segunda decena de los años 50. Era un cura comprometido con la clase obrera y, por consiguiente, objeto de críticas, recelo y ninguneo por la clase pudiente y “derechona” de la city.

Organizó un centro de ocio dotado de billar, futbolines, dominó, tebeos, novelas, sala de televisión y hasta un equipo de futbol, también se escuchaba la mejor música del momento; allí entraban jóvenes de todas clases sociales, más el fin primordial era recoger a los jóvenes menos favorecidos por el odioso azar de la cigüeña, les transmitió el consuelo, apoyo y dignidad que todo ser humano merece tener, ayudando económicamente a aquellos que por necesidad marchaban a la «mili» o emigraban a otros lugares de España o Europa (en especial a Francia).

Daba clase de francés en el entonces Patronato de Enseñanzas Medias, siendo un justo y buen profesor, hasta el extremo de quien no se sabía la lección, decía: “lhopital”, “lhopital”, lo que significaba que, tenías que ir por las tardes a la sala de juegos a dar la lección delante de los allí presentes, y te ridiculizaba ante aquella gente (la mayoría analfabetos) si no sabías la lección.

Tenía los «santos bemoles», de si algún mes no cobraba sus haberes en el Centro de Patronato de Enseñanzas Medias, se declaraba en huelga (en aquellos tiempos…), siendo objeto de enojo de las clases más favorecidas, que tenían recato de enfrentarse a él.

Fue un hombre de los que se visten la sotana por los pies, persona que, los que lo conocimos le debemos un homenaje.

Sacerdote austero, padre comprometido con la sociedad. De esos que entra uno cada mil.
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